THE KILL DEVIL HILLS
+ MOXAL

UZTAILAK 20 JULIO
PSILOCYBENEA – HONDARRIBIA

Puertas: 20h00
Conciertos: 22h00

ENTRADAS/SARRERAK:
https://musikaze.com/_sites/site/index.php?site=psilocybenea

THE KILL DEVIL HILLS (Perth, Australia)

THE KILL DEVIL HILLS se formaron en la soleada Perth (Australia Occidental), en 2003 como un tranquilo proyecto de folk acústico, pero fue una idea tonta (demasiado tranquila) y no duró mucho. El grupo fue engrosando rápidamente las filas como una marea inminente, hasta que 20 años, varios hijos, y unos cuantos divorcios más tarde, se ha asentado (más o menos) como un quinteto proveedor de rock sintonizado / folk / post-rock cacofónico, hermoso ruido bastardo, baladas feas pero honestas, y travesuras sónicas distorsionadas genéticamente. … en otras palabras, una banda de rock con un corazón de barro y carbón.

La banda ha realizado numerosas giras: Australia, por supuesto, pero también por Norteamérica, y varias giras por Europa. Con un directo fascinante, visceral, emotivo, sensual y normalmente muy ruidoso, ésta es una de esas bandas mutantes australianas especiales que sólo los continentes remotos pueden dar, una especie confinada a islas, sueños febriles y, ocasionalmente, a pavonearse un rato en el escenario.

El grupo estrenó en 2024 su séptimo trabajo “Matango” editado por Bang Records. Podría describirse como una bestia extraña y sinuosa, una especie de desviación de la obra anterior de The Kill Devil Hills: mínima, lasciva con glitching de batería, oleadas de sintetizador, espacios vacíos, y un sonido bello y atronador, tal y como lo demuestra el impactante single “This is Karrakatta”. Desde los zumbidos de radio fantasma iniciales de “Survivor Guilt” hasta los susurros de violín finales de “Weigh of a Woman”, este álbum se adentra en un viaje bastante extraño y serpenteante.

MOXAL (Gernika, EH)

Nabar es el tercer trabajo largo de Moxal, un proyecto liderado por el músico y productor Hannot Mintegia.

Nabar es un disco íntimo y coral que bebe de “Zaldikatu” (FC, 2019), el primer disco múltiple y participativo, y de “Arrebetxe” (FC, 2020), el segundo sutil y solitario.

Hannot comenzó a crear canciones para este disco en 2019. La pandemia le supuso un parón, como a todos los demás, y hasta 2023 el disco no ha podido ver la luz.

En casa de Hannot se dieron muchos pasos y también en otros espacios como la casa-móbil perdida en un pasto de Urdaibai o una simple caseta guardada bajo el monte.

El disco mezcla sin complejos nuestra tradición folk con tendencias externas como el trip-hop, la electrónica más vanguardista o la música cinematográfica. El nuestro es un mundo abigarrado. La luz encierra lo oscuro en sí misma. ¿O es al revés? En el disco hay un espíritu, o una necesidad, de unir, comprender, atravesar o al menos no excluir esos dos mundos (o los dos lados del único mundo).

Este propósito está en las formas y en las ideas, en la sonoridad y en las narraciones.

Este collage artístico sonoro se puede entender también como una muestra del pop-rock experimental vasco de la última década.